No puede ni creérselo. Ya más que suerte, esto debe ser que tiene un puto imán para camelarse a los tios pollones. Un no parar, uno tras otro esta semana se ha follado a cuatro superdotados, dos de ellos la misma noche y ahora va a por el quinto, que por lo que puede ya palpar con la mano, tiene una bestia entre las piernas que está deseando comerle todo el culo.
Conoció a Ansony en la heladería. Los dos estaban solos, cada uno en una mesa y de punta a punta, pero a Ken Summers, que le mola ver cómo chupan otros tios los helados, porque se imagina que en lugar de helado le están lamiendo el cipote a una buena polla, se le puso dura bajo la mesa al ver a este tiarrón y precisamente en esa ocasión no imaginó que chupaba rabo, sino que le comía todo el ojete con esa deliciosa lengua juguetona. Se tiró tanto tiempo mirando que Ansony se dio cuenta y le pilló, aunque en lugar de parar o hacer un mal gesto, siguió saboreando y mirándole como si ya le estuviera follando vivo.
Y ahora allí estaban los dos mano a mano en la habitación, la lengua de Ansony resbalando calentita por su cuello y su cara, agarrando un pedazo bulto que era lo más grande que había tenido entre manos en mucho tiempo. Se la liberó de los calzones y miró hacia abajo todavía sin creer lo que para él ya no era suerte, era el destino, aquellas pollas estaban hechas para él. Un pedazo pollón gordo y gigantesco empinado hacia el frente, se movía de lado a lado lentamente y con mucho peso.
Para que no entrase seca, escupió encima de la muy puta y se la metió sin pensarlo dentro de la boca. El cabezón se le acopló de puta madre en el paladar y sobre la lengua podía notar un agradable sabor saladito que le impregnó la boca de sabor a macho poniéndole cachondo. La textura de aquel rabo era cojonuda, consistente y con sus venas lo que más le molaba era chupar, intentar metérsela cada vez un poco más hacia el fondo y notar cómo parte del pellejo se iba hacia atrás dejando cada vez más cipote al descubierto.
El rabo había pasado de estar en ángulo recto mirando al frente a un ángulo superior ya apuntalando el techo. Esto obligó a Ken a inclinar la cabeza mientras chupaba si quería sentir el pollón comenzando a taladrarle la garganta, aunque fuera un poquito. La nueva curvatura del miembro viril de aquel cabronazo provocó una nueva postura, un sesenta y nueve en la cama que a Ken le dejó en mejor posición para mamar y a Ansony le daba la oportunkidad de comenzar a explorar el culito que estaba a punto de romper.
La visión de Ansony tumbado en la cama y enhebrando su pija gorda con el dedo pulgar empujando hacia arriba y colocándola en vertical, le puso tan cerdo que tardó apenas un segundo en reaccionar, tirarse encima y comérsela de nuevo. Joder con el puto cabrón, qué buena altura cogía también tumbado. Notó unos dedos tan gordos como la polla acariciándole el ojete. Poco más le hizo falta para abrir el culo como esa polla merecía, quedándose a cuatro patas sobre la cama y recibiendo los primeros pollazos a pelo que usaban su saliva para colarse dentro.
Pensó que se había ventilado a tantos tios pollones esa semana que su agujero estaría ya acostumbrado a los grandes diámetros, pero ni de coña era así, cada polla gorda era como la primera, de hecho los primeros empujes de Ansony no culminaron en una penetración profunda, se quedó a medias porque no terminaba de encajar, Ken tenía el culito demasiado apretado y se iba hacia adelante sin dejar que otro hombre se le colase dentro.
Tuvieron que pasar unos cuantos embistes antes de que por fin aquel trabuco desfilase por dentro a sus anchas. Bueno, no tan a sus anchas, porque el tio tenía un pepinaco tan gordo que Ken podía notar cómo le resbalaba por cada cachete del culo, incluso pudo notar las pelotillas. Las mismas pelotas que aplastó con su trasero cuando jugó a las sentadillas. No harto de conformarse con empalarse la polla a su antojo, cada vez que bajaba el culo se dejaba caer por completo y se quedaba así un rato, con el pollón dentro sintiendo cómo le rellenaba por completo.
Después de varias sentadas, el sudor y el cansancio comenzaron a vencerle, pero ahí estaba Ansony para continuar la jugada, elevando el culete y continuando con la metida de polla. Un tándem perfecto, cuando uno se cansaba, el otro estaba al quite. Las maravillas de sentarse sobre una polla de gran calibre como esa eran incontables. Tan desorientado estaba ya Ken, que se dejó caer sobre la cama, pero ni por esas Ansony se la saco y se lo siguió follando de lado.
Cuando el chavalín no miraba, Ansony iba a su ritmo, pero cuando esos ojos viciosos echaban la vista atrás, se veía casi en la obligación de partirle el ojete como a una puta. Esa miradita al retrovisor no sólo le incitó a follar con más fuerza, sino que al hacerlo le metió demasiada caña, se le nubló la vista y le sobrevino el gustillo a corrida. Rápidamente se sacó la cacho polla gorda con la mano y enseguida comenzó a solar lefa sobre el costado del culete de Ken.
Ansony siguió pajeándose hasta que le salió la última gota. Aquella polla estaba tan guapa ahora brillante de lefa, que Ken levantó la pierna para dejar que lo penetrara con lubricante de macho, para así poder sacarse el nabo de los calzones y masturbarse mientras le follaba de nuevo por detrás. Ken le dio al manubrio con fuerza y se sacó toda la leche que terminó decorando los gayumbos y más allá, unos lechazos blancos de calidad que a más de uno le hubiera gustado lamer si aquello hubiera sido una heladería.
ENJOY NOW ANSONY FUCKING KEN SUMMERS RAW AT FUCKERMATE.COM
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